El reflejo de la luz de una candela en el rostro me hace soñar con colores imposibles, con sonidos de otro tiempo, entre sombras que se mueven al compás de una mirada. Me hace sentir. Es real. Hay un cristal que deforma los juegos cuando brillan entre las burbujas rompiendo en la superficie. El oro de tu cara, la dulzura de una sonrisa que acicala, el suave tacto de unos ojos que se te clavan y te miman y te llaman. Porque es así. Me haces soñar. Haces que sea real.
Es como una vela que se ahueca henchida de viento contra el azul del cielo en medio de este mundo gris, que pinto de agua, alrededor de mí, para ti. Es otoño y hay matices llenos de palabras. El firmamento no tiene conclusión si tú las dices. Y es alrededor de ellas que se tejen armonías de inmensidades, de arrebatos descarnados, de sonrisas inmateriales. La vida es así cuando estás. Río que mece el alma desgranando sentimientos, acariciando en el cristal de unos ojos que dicen en el fulgor de una mirada; que suavizan, que derraman. Todo lo que la vida es, está ahí, cuando miro y veo esa mirada, cuando está en mi alma. Solo ahí. Apreciándola como debe ser apreciada. En el juego de los juegos. En la llama de la vida. Ven conmigo, danza en mí, como siempre. Nunca se apaga. Déjala que prenda. Déjala que arda. Será así por siempre. Magia, pura, excelsa.
4 comentarios:
Querido Diego, me gustaría descubrir todas esas cosas que describes, mirando la tea de una candela. Yo a veces que quedo embobada mirando el humo del cigarrillo, esas formas que adquiere tan surrealistas con ese color gris plomizo.
Besos.
Hola Diego, he leído tu texto con ternura, parece una preciosa declaración de amor en la que enseñas tus sentimientos sin barreras, a alguien (real o ficticio, da igual)a quien echas de menos y que te ha hecho sentir enormemente entendido y arropado. Me ha encantado. Estuve algo ocupada y no he podido comentar como quisiera, volveré con mas tiempo para leer la continuación de tu relato. Un gran abrazo Diego.
Hola Ruth.
Sólo hay que dejar volar la imaginación y dejarse mecer en los sueños o en los recuerdos, en la vida vivida, en las cosas bellas y agradables. El fuego es magia desde siempre, es el lugar donde se cuentan los cuentos.
Yo he utilizado esa imagen, la de las volutas de humo a veces, cuando escribo. Es preciosa.
Un beso.
Diego
Me alegro de tu vuelta, Andrea, siempre es un placer leerte, por aquí y en lo tuyo. Espero que el tiempo te sea más leve en las ocupaciones.
No sería una mala declaración de amor, no. Y me alegro de que la hayas leido con ternura y de que te haya gustado. Tienes alma, y de ahí...
espero tus palabras.
Un fuerte abrazo para ti también. Siempre es un placer.
Diego
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