21/2/12

Aire

"La flagelación de Cristo". Piero della Francesca



¿Que hay, con exactitud, tras un muerto? Posiblemente la decepción sea así, mirar detrás de unos huesos y encontrar ausencia, aire. Deberíamos envasarlo y venderlo a precio de oro, como el silencio, pero, ¿quién lo posee? Oxígeno, ausencia. La pureza incontaminada, el vacío. La levedad sin contaminación, la nada. Lo primero sí, lo segundo no. Es una obviedad y sin embargo es tan fácil, se hace tanto, pagamos tanto por ello.
El recipiente debería ser hermoso. Azul, pero ya está utilizado para las botellas de agua y lo asociaríamos con ella. Ocupado el espacio publicitario por el líquido, me inclino por un rojo oscuro, burdeos tal vez, por su relación con la sangre. Algo así como: Oxígeno de prístina pureza, de los aires del K2, correrá por su torrente sanguíneo alimentando a las plaquetas, a los glóbulos rojos y a los blancos, acariciando las acumulaciones de grasa del hermoso colesterol de las carnes rojas regadas con buenos tintos de buenas añadas. Habría que desechar, sin dudarlo, a una hermosa modelo. Miles habría que preferirían a una Venus, con su sedoso cabello dorado movido por Clovis y Zéfiro, mostrando su excelso y níveo cuerpo. Sin embargo, no. Me decidiría por un paseo aéreo por los bosques y las montañas de Alaska. El Denali de los Atabascos. Aire. Oxígeno. Una pareja de avanzada edad en un impresionante estado de salud, el cabello blanco, lacio, la sonrisa perfecta, los ojos azules, mirándose -tan nórdicos, tan guapos, aun viejos-, mientras él respira la envasada esencia a través de un artilugio dorado y, echando la cabeza atrás, al tiempo que cierra sus ojos, se deja inundar por el torrente de oxígeno inspirado, entrando en una especie de éxtasis supremo que se traduce en una sonrisa beatífica, parecida, aunque no tanto, a la de ella, que le mira arrobada y esperando. Pensamiento zen concentrado. La suprema vacuidad. El excelso vacío de las altas montañas. Dios, o su acceso a él, envasado en una hermosísima botella roja de cristal. De cristal de Murano, por supuesto.
Quizás la concha de Venus pudiese ser su símbolo. Tal vez. Aunque no en amarillo, como hizo la Shell (demasiado nacional). Mejor en verde, por la complementariedad. Pero habría que buscar el tono adecuado que combinase con el de rojo. O un azul índigo, o ese azul intensamente hermoso del pesonaje de la izquierda de “La flagelación de Cristo”, de Piero de la Francesca.
Y mientras, el muerto ahí, impávido, muerto (qué remedio).
¿Qué hay detrás del espacio que ocupa un muerto? He de decir que si nos atenemos al hecho de la posibilidad de que las cuerdas energéticas de la teoría de cuerdas del multiverso fuesen reales, entonces, ¿qué habría detrás de los huesos de un muerto?, ¿y ese otro muerto, estaría muerto? ¿Habría un muerto tomando café, en cuyo caso...?
Y si no respira porque está muerto, claro, entonces, ¿para qué quiere el fabuloso producto embotellado en rojo cristal? De Murano, claro. Extraño.
Es un mundo extraño este, lleno de vértices y vórtices, de líneas, de oxígeno, de muertos. Es un problema, el de las ausencias tras de..., lleno de oclusividad e inclusividad.
He visto cómo hay hierros que penden de algunas partes del agujero hecho en un muro que se resiste a caer, roto por el golpear constante de martillos pequeños en manos pequeñas de cuerpos pequeños. Hierros como nervios muertos. De algunos salen hilos en gris pintados. Sobre los restos de estuco blanco se lee, a modo de epitafio: “...um schweizer, kase nouveau monde”. Estas tres últimas palabras bajo las otras.
Extraño aspecto el de las miradas que vagan en la acuosidad del absurdo para decir o no decir nada. ¿Y si rompiésemos un vértice? ¿Dos líneas rectas vagarían eternamente por el espacio en ausencias?
No sé qué hay tras los huesos de un muerto. Y quizás nunca llegue a saberlo. Tampoco importa mucho, creo.

2 comentarios:

Isabel de León dijo...

Bufff...es lo q nos queda en este mundo d convertir las cosas...q hay detras de un muerto?...miles d cosas q es imposible guardar en un tarrito!!
Por cierto si hay q escoger color...q tal el verde??es q es mi preferido...jejejeje

T encuentro un poco filosofo del espíritu...a veces toca...si bien es un tema q no m gusta muxo xq soy puro debate interior!!

Saluditos de la chica en el más acá.

Diego Jurado dijo...

A vueltas con lo filosófico, Isabel, y es que si no...
Me gusta que te guste eso, aunque de vez en cuando, Carnaval.
Un beso, chica de más acá, cómo eres.