Como la lentitud de una hoja cayendo, en el cálido aire de un otoño soñado. Como la delicadeza del sonido que produce un suspiro. Como el alma de un violín herido por el desgarro. Así, casi con desmayo. Cada vez que adivino el sentido escondido de frases sin tiempo. En ti no hay caminos. El viento no lacera. Sé. Milenios de angustias, Jano. Y sé, también, qué hay en cada pupila un reflejo mientras la lluvia resbala mi rostro, y que el llanto perdido de alguien me aleja. El sueño es así. Y te veo en cada sonrisa que muestro, de ti, cada vez que lo haces, por mí. Tal vez para mí. Los regueros de angustia salina sellaron la paz. Ya es tiempo. Ahora sólo a ti miro, y lavo el siento de años, milenios tal vez. Tan lento que a veces...
En ti.
Cada tiempo es un tiempo pero este es el tiempo, mi tiempo. Por ti. Cada vez que te veo siento el rocío de vida que derramas en pétalos de agua. Apareces así, tan absolutamente natural, que sólo cabe estar, para ti.
18/2/12
Jano bifronte
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