2/7/07

Algo de un cuento mío titulado champán cristal

Leí un pensamiento, no recuerdo dónde, ni tan siquiera cuándo, y aún así, lamentándolo, se me grabó en la mente de tal forma que, como un repique espantoso de campanas que llaman a muerto, me asaltaba desordenadamente. La frase, de tan aparente intrascendencia, poseía una armonía perturbadoramente musical: el Champán Cristal es como una llamarada helada de una sequedad tan punzante que, al tragártelo, no parece en absoluto que uno lo haya tragado, sino al contrario, es como si se hubiera evaporado en la lengua y hubiera ardido en una única ceniza dulce y húmeda. Resumía todo el sentimiento sentido en ella y con ella. Esa era la sensación cuando bebí aquel cáliz inmaculado, con una pasión como nunca, con un deseo inmarcesible… Hasta ahora sólo había habido tequila, y en los mejores casos, aquellos en los que creía haber…, sólo mescal.

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