4/11/12

Humores

Humores. Pergamino medieval
 
La diversidad de humores es tan grande como el número de pelos que pueblan nuestro cuerpo. Por eso, el mar, amigo. Mirar cómo se ensancha, cómo se abre.
Los pelos de nuestro cuerpo huelen por el sudor que emana de la piel en que se anclan, y lo hacen en mayor o menor medida en función de los lugares que cubre dicha piel. Hay espacios con unos matices más amplios que otros, dado el sitio, el número de poros, la cantidad, su tamaño, la distancia entre ellos, su acceso a la luz, al aire y tantos otros factores como deseemos tener en cuenta. Hay veces que, al abrir los ojos, tras inspirar por medio de nuestras fosas nasales, se desencadena el Apocalipsis. Y has de saber que Dios ha de juzgarlo todo, aun lo oculto, y toda acción, sea buena o mala, como dice el Eclesiastés. Y todo olor, añado yo de mi magín. O debería.
La gradación, de humores y de olores, la hacemos en función de nuestra genética olfativa e intelectual. Depende de cada uno, con posterioridad, qué aspecto desarrollamos más o menos, cuál nos interesa más o menos. Sólo apuntar que las ratas no se enamoran, y no sé si el olor es un elemento esencial en ello. El que pueda oír que oíga. Factores culturales, de higiene añadida, de vagancia, de economía (porque, el dinero no es que atraiga dinero, es que gana dinero, y este...). No se debería olvidar a los Fugger, más en una situación como la actual. Nunca se debe mirar atrás, jamás; jamás hay que girar la cabeza, porque no debes convertirte en un barco varado en tu propia historia.
Y esto ocurre desde la cabeza, la zona más común en cuanto a pilosidad se refiere, psando por la barba en los hombres ( y en algunas mujeres, hay que decirlo), hasta llegar a los lugares más peligroso e íntimos, las axilas y el sexo, también los alrededores del ano, en algunos/as, y a partir de cierta edad en muchos. Y el pecho, lugar de aisento de hebras en ellos, a veces bosques, y en ellas, algunas, de suaves tiras ancladas en los alrededores de los pezones. Mirar el mar, siempre, su infinitud, desatar los cabos que te anclan a tierra y zarpar. Navegar hacia delante. Creer en uno mismo y recrearse en la tranquilidad. Predicar la libertad y la desobediencia.
No hay más, sobre nada, nada más.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Jajajaja que tema el de la depilación en la mujer (no hablo de los hombres)jajajaja
Pero por sobre todo aprender a pensar diferente, ir a contramano, animarse a ser
Besos, Ana

Anónimo dijo...

Me alegro que te guste Ana. Un placer y un beso.
Diego