Por mucho que huyas, por más que te escondas, aun en la niebla - y aunque esta todo lo envuelve, también seca y enloquece-, jamás tendrás un segundo de descanso. Y lo malo no es ese tiempo, ese estado, ese espacio, lo peor es que la ira de Dios siempre te encontrará, incluso en ella, y hará que purgues tus pecados, que penes eternamente por ellos como un desquiciado.
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