21/2/10

Lugares

Soñé que era una mariposa danzando en la penumbra…
Donde duerme el aire, fuera de vientos y tempestades, suspendido el aliento sobre humedales de hojas caídas, en los crepúsculos lentos, suaves, de las tardes lluviosas; donde me gusta ser, en la ciudad sin fronteras, lejos de las cosas neutras, vacías, que los demás se crean para intentar ahuyentar sus miedos, para cerrar sus almas cubriéndolas de cenizas, al lado de cuerpos baratos, de mentes estúpidas. Ahí me quedo. Sin las cadenas que atan a cienos que ahogan, y que arrastran como un sacrificio a las simas del infierno.
Y es que cada vez que miro sólo veo personas reptando, entregando su piel y su alma a cambio de migajas, por un puñado de nada a cualquier inútil que a su lado pasa; muriendo lento entre sábanas manchadas, en calores fatuos, en idiotas miradas.
Qué triste es la soledad de los muertos, de los muertos en vida; qué triste y qué zafia.
En la soledad de la tristeza tapada a golpes de martillo sólo hay cadenas; cadenas y condena. No hay nada. Es la soledad de los muertos, de los muertos en vida, de las “personasperro”, de las “personasnada”.

8 comentarios:

Pandora dijo...

Si tienes un lugar confortable donde quedarte, más allá de donde esas personas-reptiles te perturben, entonces eres afortunado ;)

No dejes que se metan en tu guarida.

Anónimo dijo...

Y si no abrá que buscarlo, o crearlo, María, porque si no acaban con uno. Porque, como me dijo una vez un mendigo, la suerte, en el juego, no cuenta.
No dejaré que lo hagan, estaré con los ojos abiertos. Tú tampoco, ¿eh?
Un beso.
Diego

Ruth Carlino dijo...

Aveces soñar sale caro, pero es el precio que hay que pagar por soñar tan alto y tan profundo; un sacrificio que bien merece la pena, aunque cueste y aunque duela.

Me gustan tus miradas que escudriñan almas y que jamás se quedan en la superficie.

Besos.

Anónimo dijo...

Muy caro a veces, Ruth, muy caro, pero aun así placentero, y prefiero ese sueño que la simplez y la banalidad, la superficialidad, la mediocridad, la apariencia, porque como tú bien dices, merece la pena, aunque cueste y aunque duela.
Y amí me gusta que te gusten, porque demuestra que tú también las aprecias.
Un beso.
Diego

Adorador de Dios Espíritu Santo. dijo...

Sí, casi muerto en vida sin llegar a morir, viviendo sin llegar a estar vivo... ¡Eso es! ¡Sí!

Diego Jurado dijo...

Veo que lo entendiste. Un placer que pases por aquí.
Un saludo.
Diego

Eugenia dijo...

La peor muerte, peor que no respirar, es dejarse atrapar por la mediocridad, dejarse engañar por la necesidad compulsiva de compañia, es dejar que la superficialidad nos engulla para contrarrestar nuestra soledad no aceptada... porque te mueres sin darte cuenta, o siendo consciente de ello lo consientes y sigues tragando oxígeno a modo de veneno lento y mortífero.

Qué gustazo leerte, Diego, siempre.

Ya sabes, un beso muuuyyy real.
Eugenia.

Anónimo dijo...

Sin duda, y además terriblemente insana, y cenagosa, triste y espantosa, Eugenia. Qué negros nos ponemos.
El gusto es mío, que me leas y saber que lo haces.
Otro para ti, Eugenia, igual.
Diego