28/4/09

Diario de la estupidez suprema. VI (¿Madura sexualidad? II)

Tengo ganas de tumbarme, calentarme y descansar. Dormir y soñar. Pero es tan difícil. No encuentro nada de eso. No hay nada que me lo de, salvo el edredón. A mi alrededor sólo hay vacío. Vacío y hastío. Hastío y abulia. Todo es desolación. Sólo hay que tener fe y determinación para salir de aquí. El problema es que la fe la perdí hace mucho tiempo y la determinación se me fue quedando en retazos de fracaso tras fracaso. El frío es tan intenso que tengo helado hasta el alma. Sé que no debería estar quieto, pero ¿dónde ir?, ¿qué buscar?, ¿quién hay?

Los perdidos aparecieron. Uno, el hombre con Krohn, portaba una sonrisa que no lograba hacer que su cara se reconfigurara, pero que anunciaba la victoria sexual, el yacimiento con una dama que no era la suya. No sé si por primera vez desde hacía mucho, por estos o parecidos lares. El bocachancla traía una sonrisa de oreja a oreja. Era evidente que estaba en su salsa, en su medio. Hizo alarde de su acto, de su victoria. Dos, dijo, y en media hora. Todo un prodigio. El triunfo de la estupidez.
Finalmente nos fuimos. Unas copas más en la zona y a casa. Desolador. Una de mis grandes noches vitales. Jamás la olvidaré. A la mañana siguiente fui a comprar el periódico y me encontré al ínclito bocachancla con su familia, portando, todos, una palma en la mano, pues era Domingo de Ramos, dirigiéndose a la iglesia. ¿Vas a comulgar? Le pregunté. Su mujer era profundamente católica. Él… Me sonrió de una forma que daba a entender, que me pedía que… ¡Dios! Esto es lo que hay. En esto nos movemos. Esto somos. A la vuelta veo el todo terreno del hombre con Krohn, con la mujer, de sonrisa helada y mirada perdida, y el dálmata detrás. Debían ir a comer a un buen restaurante, como todos los domingos. Repetición del hecho, de los hechos, en una vida que gira en el mismo sentido con una monotonía exasperante, que unos aceptan, otros intentan superar de una forma triste y otros no saben ni qué ocurre.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Querido Diego:

No sabes la alegría que me ha dado encontrarte de nuevo. Cuentas en alguna de tus entradas que tu vida es un "desastre de vida donde las haya". Solo quería decirte que para muchos de los que te hemos conocido como profesor has sido muy importante (causas, consecuencias, ideas principales y secundarias...)Todo aquello fue en el IES Carrús nocturno, Elche. Atravieso ahora una grave enfermedad que me ha hecho planteármelo todo de nuevo (más si cabe de lo que ya lo hacía antes). Tu blog refleja muchas de las ideas que yo sería incapaz de expresar tan bien con palabras. Especialmente la idea exasperante de la monotonía de la vida, de la que llevo intentando escapar hace tantos años, sin mucho éxito.

Te mando mi cariño y mi admiración
Victoria

Diego Jurado dijo...

Un placer Victoria, que andes por aquí y las palabras que me dedicas. Inmerecidas. Hace milenios de aquello. Por otra parte, si he conseguido que al menos una persona, en cada año, gracias a mis palabras, piense y tenga capacidad crítica, capacidad de análisis y sepa mirar, habrá merecido la pena el tiempo que dedico a ello.
Siento lo de tu enfermedad. A veces, determinados momentos nos hacen mirar de modo distinto. Muchas veces nos alejamos de nosotros, evitamos la introspección, no queremos conocernos. Yo he tenido momentos de esos, por razones, a veces como esa enfermedad aludida. Pero cada uno es un mundo.
Si quieres, por ahí anda mi correo. Úsalo a placer, aunque ando ajustado de tiempo.
Me alegro de saber de ti.
Acepto el cariño, la admiración no.
Un abrazo.
Diego