3/10/10

Del lado oscuro de la luna. IV

Comenzó a respirar más lento, más largo. Cerró los ojos. Relajó todos y cada uno de los músculos. Se concentró en la respiración para olvidarse de todo lo demás. Ésta era cada vez más pausada. Había momentos, incluso, en los que ni exhalaba ni inhalaba. Ya no pensaba, ni sentía. Estaba vacío. No estaba.
Las palabras de la canción lo llenaban todo:

...it´s who you know
Machine gun blues, her vacant rush is so steel
I´m unaware, lost inside your visions
I got mine too over, i got mine and i got you
Cause i know you, you¨re love
It´s what you wanted to see, it´s who you
wanted to be...

Habían pasado varios minutos desde que se tumbara cuando, repentinamente, abrió los ojos, casi con violencia. No había expresión alguna en ellos. Mientras, el resto de su cuerpo se mantenía inerte. Parecía como si...
Se quitó la túnica, sacándola por la cabeza absolutamente rasurada. Estaba completamente desnudo, sin mácula de pilosidad en todo su cuerpo, incluso las cejas y las pestañas habían sido desprovistas de todos sus pelos. La piel blanca, casi lechosa, de días y días sin recibir la luz del sol (pues sólo salía de noche y esto en contadas ocasiones y por pura necesidad), parecía refulgir en aquella semioscuridad, partida por los rayos de sol que se filtraban por la persiana. La dobló y, con sumo cuidado, la dejó en una mesa rectangular cubierta con una tela de terciopelo, color burdeos, que caía derramándose hasta el suelo.
Los instrumentos de percusión se habían adueñado del ambiente que a base de ritmos casi monocordes producían una cadencia de la que era difícil sustraerse. La voz aguda de Corgan se había hecho casi estridente, convirtiéndose casi en un gemido.
Podía sentir el dolor a través de aquella voz. ¿Lo sentiría ella? Se preguntó. No, seguro que confundía el dolor de los demás con su propio dolor. Necedad humana. ¿Qué sabe ella del dolor? Se respondió.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Que se del dolor? Nunca se sabe suficiente sobre el dolor. En cambio,él si lo sabe todo sobre nosotros.
El dolor se puede entender como un mal necesario y, quizás, beneficioso. Quien nunca ha sentido dolor no ha vivido realmente, el dolor te hace crecer, te ayuda a no perder el eje del camino. Siempre que se ataje de frente, sin miedo. Autocompasion, indiferencia son las solucions faciles, aptas solo para necios de espiritu destinados a una existencia absurda, inerte.

No se ni que digo, que malas mañanas me da el jose cuervo.

Cuidate, un abrazo.

Pd: es el turno de Lowry, "Quolet" a pasado a la historia.

Elisabeth.Vaury.. dijo...

Lune comme homme
a toujours un face caché
Et ceux et elle ne montre pas souvent
leurs vrais visages
serais ce par trop de douleurs
et qui empêche un droit au bonheur

un Baiser et bonne nuit Diego

Elisabeh

Diego Jurado dijo...

Los atajos a veces llevan por el camino equivocado, las más de ellas.
El José Cuevo nunca da malas mañanas, somos nosotros los que nos damos malas noches en malos espacios y con personas equivocadas.
Bajo el volcán se crearon las obras maestras de un maestro. Pero Quolet...
Un abrazo.
Diego

Diego Jurado dijo...

Un baiser pour to, Elisabeth. Siempre un placer leer tus letras entre las mías.