20/5/13

N

José Benlliure. La barca de Caronte
 

En la edad de la desesperación solo queda el número, único asidero para huir de la demencia. Si no nos mecemos en la abstracción corremos el riesgo de vivir el sentimiento de lo absurdo, la inconsistencia de un mundo ajeno que se derrumba ante nosotros y al que somos incapaces no ya de entender, sino tan siquiera de apuntalar, como método de supervivencia.
La violencia como alternativa hacia sí, se convierte en el único elemento a través del cual justificamos una salida hacia cualquier lado, aun sabiendo que es, exclusivamente, hacia dentro, y, sabiendo, aun negándolo, que ese adentro, no es sino vacío, y que ese vacío solo conduce a la aceptación de una soledad compartida ad infinitum que es nada, que acabará haciéndonos desaparecer dentro de esta sempiterna red social que nos posee y limita, que nos vive.
¿Quién permitió el asesinato de aquel poema que engendró la vida?

No hay comentarios: