2/7/08

Federico Laurenzana. Un escritor.


Descubrir algo distinto y que a la vez sea interesante es, hoy día, un trabajo arduo sino imposible. Encontrar eso en la Literatura es muy complicado si tenemos en cuenta los patrones por los que se rige el mundo de la Cultura, más, si cabe, en lo tocante al mundo editorial, dominado por el mercado y la necesidad de vender, por los best seller y la mala calidad del lector (y espero ser perdonado si ofendo a alguien o alguien se siente ofendido). No quiero entrar en el debate de lo que es bueno o malo, de si lo es lo que se vende o no, de si, en definitiva, Literatura buena es la que se lee o no, y por tanto el gusto y los colores y esas cosas. Para no derrotar, no por nada, y porque la razón de esto que escribo no es otra que descubrir o decir, más que descubrir, lo que desde que conocí sus escritos siento cada vez que me acerco a ellos, y que en los últimos días no han hecho sino confirmarme más en ello. Me refiero, que vuelvo a divagar o no señalar con rapidez, a la obra de Federico Laurenzana. Conoces por casualidades, y esas suelen ser las que te llevan a los grandes descubrimientos. “Caverna de Abstractos” me dejó profundamente impresionado. Los post que fui leyendo con posterioridad en distintos blogs (http://www.federicolaurenzana.blogspot.com/), “Virus”, últimamente, y para culminar, “Mucho después, mucho antes”, que aún no he terminado, pero que deriva por ese mundo tan suyo, particular, hermoso, distinto y “raro”, al que encuentro similitudes (con escritores especiales), pero que es distinto, lo que es de agradecer.
Siempre la Literatura hecha en Argentina me pareció de lo mejor que se ha escrito en el Siglo XX. Y como es harto conocida no voy a mencionar nada, salvo a Borges, para mí el más grande escritor del siglo, si no en general, sí al menos en Español. Y en la actualidad mis últimos descubrimientos, Rudy Spillman, por esos azares de la vida, y Alan Pauls, por una querida amiga bonaerense. Y ahora Federico Laurenzana.
Hay algo en su forma de escribir que lleva a la geometría, y esto puede parecer un comentario fácil si se lee algo de sus últimas cosas, pero yo voy más allá. Hay matemática, pintura. Escribe, narra, como si se estuviera pintando (me recuerda a los cuadros de Van der Weyden). Pero no solamente hay una historia, hay simbolismo, profundo simbolismo, y no referencias simbólicas conocidas, que las hay o yo las veo, sino algunas más que escapan al universo simbólico de cada cual, de cada espacio cultural, y que hace que surjan elementos que para cada lector, dada la heterogeneidad de estos, crean universos fuera del universo simbólico del creador. Como decía Paul Klee: “el arte no reproduce lo visible, hace visible”.
No sé por qué razón, también, la escritura de Federico Laurenzana, al menos en algunas partes de ella, me llevan a Chillida, a su obra, a su manera de entender el Arte, la Escultura. Chillida decía que “todo plano es revirado”. Esa frase podría firmarla Federico, y no solo en la forma sino, creo, en el fondo. Porque, que todos los planos son revirados no es algo que se vea, ya que los planos se ven como elementos bidimensionales de nula curvatura. Esa es la forma en que crea él, Federico. La curvatura de la línea, como su obra, exige colocar dos dimensiones en el origen mismo de la línea. Y el plano revirado de Federico, como el de Chillida, es tridimensional, sin yuxtaposición de planos. La escritura de Federico es como el espacio para el plano revirado, la Literatura misma, tridimensionalidad pura.
Para despedir esto, una frase de Platón, del Timeo, en la tarea del demiurgo: “…y todo lo tangible precisa para serlo un cuerpo geométrico de tres dimensiones”.

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