17/11/09

Suavidades


Y es que no. La siento como se despereza y aprieta los dientes y me roe las entrañas. Y me río para fuera y me doblo de dolor en los adentros. Ayer, nada más levantarme, una taza de café, cargado. Cogí el primer vuelo. Miro pero no veo nada. A mi alrededor las mismas caras. Los niños si sonríen. Quiero recordar, no me niego. No soy un solitario, pero qué remedio, si el vacío es el dueño, prefiero lo auténtico aunque cueste tanto. Cojo el coche y recorro carreteras. Algunas veces, entre el sonido de la música, oigo rezar, pero no saben hacerlo para poder ser escuchados. Hay mariposas que nunca aprenden a volar. El este o el oeste, cualquier camino es bueno para llegar donde quiero. Oigo mujeres hablando entre el gentío, entre las voces. Almas que tratan de arreglar un puzzle que no tiene arreglo; con sus pírricas victorias de una guerra que mata y que nunca acaba, de una guerra perdida. Cojo un cigarro y lo enciendo. Me visto de payaso y bailo. ¿Hay alguien ahí? Grito con desconsuelo. Escucha, oh Dios, grito aún más alto, con un aullido de sufrimiento y muerte, elimina este gris que cubre tanto. Un frío de nieve me hiela la espalda.

Espero, mientras camino y miro el camino que no se acaba. Quiero bañarme en el río de tu alma, al través de tus ojos, entrar desnudo, sin nada, y ahí ser, en esa tristeza tierna, tan desvalida a veces, en esa dulzura que llena, y transformarla en brillantez. Quiero seguir el camino en el que ando, porque sé que es. Sólo buscando, sólo desde el amor, sólo mirando, se alcanza la verdad, se vive la vida. Todo es, ahí, magnificencia. Sólo ahí se puede curar una herida. Ahí seremos siempre, en la magnificencia, hasta el final del tiempo, en la vida, en burbujas de colores ascendiendo en el camino polvoriento poblado de cuerpos yertos, de miradas vacías. Basta de batallas, de muertos, de palabras sin sonido. Quiero acunarme ahí y descansar, descansar mi cuerpo, descansar mi alma. Pero si no me oyes, ¿qué puedo hacer? Solo sigo.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

supongo que la verdad es la llave de la paz

busquémosla

Sandra Gutiérrez Alvez dijo...

yo vengo a oirte, porque es una maravilla como escribes, una maravilla...
Y te digo, que deberías grabar tus escritos...

te dejo mi beso.

y no te pierdas esta semana aniversario en El reino de Seda.

AnDRóMeDa dijo...

Buenisimo, Diego
Siempre tan profundo, nostálgico, reflexivo. Me encantó. Me has conmovido esta fría mañana de miercoles aquí en Santiago de Chile.
Un besote!!

Le Fay ʚïɞ dijo...

Q puedes hacer?... solo queda morir lentamente.
un beso

Anónimo dijo...

Huir, la vida de verdad, la auténtica, creo, es la llave de la paz, la que se siente con autenticidad, cuando te riges por el corazón, por el alma... En ella está la verdad, el resto es monotonía, vivir en un no vivir, en la apariencia, negándonosla. ¡Creo!
Por tanto busquémosla, sí.
Diego

Anónimo dijo...

Mil gracias por venir, Sandra, y por tus cálidas palabras.
¿Grabar? Así está bien. Sólo escribo para los menos, para los que sepan entenderlo. Me conformo con ese calor, el humano, el de verdad. El resto no merece la pena. No busco más.
Me pasé, y seguiré pasando, faltaría más.
Un beso.
Diego

Anónimo dijo...

Mil gracias, Andro. Un placer verte por aquí. Me alegro de esa emoción entre el frío de Santiago.
Un beso.
Diego

Anónimo dijo...

¿Morir lentamente, Siab, en ese dulce sufrimiento? Triste tiempo el de la desesperanza, el de los ojos que ven y que no alcanzan.
Un beso.
Diego