10/3/09

La noche

Me voy a la playa, a mirar las estrellas y escuchar el mar. ¿Te vienes? Estoy en pijama. Llevo así todo el día, aunque no me gusta. Como quieras. Un silencio. ¿Sigue en pie la oferta? Claro. ¿Dónde te recojo en veinte minutos? En la rotonda de… De acuerdo. Hasta ahora.
La vida nunca es sencilla. Lleva el pelo recogido en una cola, larga y lisa. La cara descubierta. Una extraña sonrisa que dice y que no dice. El cuerpo vestido con unas botas altas y negras; un vaquero ceñido; camisa de flores en tonos verdes; una cazadora burdeos, creo (o la luz de la noche, quizás, hace que lo parezca), que realza el busto y lo delinea. Anda deprisa, como temiendo…
Hablamos largo, acompañando el habla por el rumor de las olas. Estás callada. Me gusta escucharte. ¿Por la voz o por lo que digo? Por ambas cosas. ¿Te gusta mi voz? Sí. ¿Cómo es? Rota, melódica, acogedora. Un hombre en un coche. Solo. No mira. Solo. Más adelante, en otro, una pareja. Hablamos de la vida, de todo. Las olas rompen en la orilla. Rumor apagado que acompaña, que amiga. Son las dos de la madrugada. Frío intenso que te adentra. Casi nunca me mira a los ojos. Estrellas. Las mira, con los ojos y con su cámara. Las fotografía. Mira y mira. En el mar, le digo, dentro, de noche, solo, todo es distinto, la vida es vida. Quizás porque no hay vida o no la ves. Tal vez porque fuera la vida es una falacia, siempre una mentira… Volvemos. El hombre del coche ha reclinado el asiento y se ha dormido. Tiene un buen coche y sin embargo… ¡Qué vida! La pareja se ha ido. Han terminado. Seguimos hablando. De la vida. Del juego no. Lo esquivamos. Es tierna. Rara. Distinta. Tiene un lado oscuro que presentía. Un cigarro en el coche antes de volver. U2. Te pega, me dice. Lo escucho siempre que estoy bien. El mar lame la orilla con su murmullo suave. Las estrellas arriba.
Nos despedimos. La vida no es sencilla. Nos besamos. Ha sido una noche agradable, me dice. Todo un placer, le contesto. Se va. Sigo adelante, con el coche y, de reojo, miro a una ventana de una casa. La luz apagada, como la vida. La noche es a veces oscura pero, a veces, también, brillante.
Vuelvo a la playa. Solo. Me tumbo en la arena y me ensimismo en las estrellas. Es brillante. Soy libre. Siempre seré libre. Los errores se pagan. De ellos se aprende. Se conoce a través de ellos, a uno mismo y a los demás. Nada es lo que parece. Fantasía. La realidad es más real. Libertad. Soy. ¡Qué belleza de noche!

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola mi niño,
Grandioso escrito, fuerte, directo, sincero. Una clara muestra de sentimientos complejos y a la vez resueltos. Gracias por compartir esto con nosotros ;)

Siento si he tardado en pasar por tu avenida, pero aquí me tienes, caminando por ella.
Cuidate mucho, siempre un placer leerte!

Un beso!

Andro.*.

Anónimo dijo...

Hola Andro.
Qué placer verte por aquí. Y mayor aún por tus plabras. Gracias a ti.
Siempre es agradable tenerte a mi lado, en esa, que tu llamas, mi avenida, que es la tuya.
Cuídae tú más, ues tienes que seguir stand a mi lado en el camino este.
Un beso.
Diego

Anónimo dijo...

compartir contigo los días es como compartir la vida con el efecto nirvana que todo el mundo anela

Anónimo dijo...

Gracias anónima. Porque supongo que eres mujer...
Agradezco esas palabras. ¿Has compartido días conmigo? ¿Tanto te produce? Te lo agradezco porque me llena producir esa emoción o sentimiento o...
Sin embargo...
Diego

Anónimo dijo...

Por fotuna, he podido gozar de tu compañía en diferentes ocasiones (y espero poder seguir contentándome con ella).

¿Qué significa ese sin embargo?
Una vez leí que a algunos hombres los disfraces no los disfrazan, sino que los revelan. Así que supongo que cada uno se disfraza de aquello que es por dentro.

Así que no queda lugar a dudas, eres una persona sorprendentemente maravillosa.

Anónima.

Anónimo dijo...

Hola anónima.
Gacias simplemente. No puedo decir más. Excesivas tus palabras, sin duda, pero halagadoras.
Sobre disfraces se podría hablar eternamente y no es el lugar.
Sin embrgo..., es eso, lo que encierran esas dos plabras, todo un mundo.
Yo no aparto als personas de mi lado, por tanto, siempre estoy. El cómo, el cuándo y el dóndees algo que no depende de mí. Todo se andará...
Un saludo