5/1/10

La transmutación de ángel

Era aquel un personaje espectral. Parecía surgido de las mismas entrañas del Averno. Todas las partes de su cuerpo, que la ropa dejaba al descubierto, estaban llenas de pústulas abiertas...

Llevaba con cierta gracia el Misalito Regina, libro de reflexión cristiana con tapas blancas de nácar, común en aquellos tiempos. Lo portaba en una mano a modo de hisopo, mientras con la otra cogía el burdo aparato ortopédico, de madera, que le permitía el desplazamiento, haciendo las veces de tercera pierna incorporada al juego con el que nació. Lo usaba porque la que iba en el lado izquierdo de aquella especie de prótesis, colgaba como un badajo, inerte, a unos veinte centímetros del suelo, suerte de siniestro balancín, que lo mismo apuntaba a diestra como a siniestra.

Tiempo después supe que se dedicó a rufián, regentando un lupanar...

No hay comentarios: