20/1/10

Sueños lánguidos

Siempre hay sol en los afueras, y en los patios.
Vestir zapatos nuevos o andar descalzo. ¿Qué más da? Sólo son pareceres. El camino siempre es largo, y un placer, inmenso, poder andarlo. Ojos de alambre, sonrisa roja –sólo una línea-, sincera. Una mano que se alarga, una mirada que acoge. Hay gotas de lluvia, tras el cristal, dibujando imágenes. Detrás los ocres, y el crepitar de la madera.
El suave llanto de un chiquillo rompe la noche. Un búho mira la oscuridad. No hay caricias bajo el firmamento, sólo dispendio. Ruidos oscuros, almas de esparto, lluvias que calan. Negaciones.
Y entre tanto y tantos, bailo la danza de los locos, la de los niños, la de los viejos. Yo siempre danzo, como un poseso, la música de la vida, con su alegría y llanto, buscando con el movimiento la sonrisa que ansío tanto, entre las notas de música y entre los llantos.
Vivo en los sueños, en las montañas, arriba, y, también, aquí abajo.

2 comentarios:

Pandora dijo...

Me encanta!! Sigue danzando cuando brille el sol y también cuando llueva. Poca gente valora lo bonito que es tener todo un camino por delante. Nos queda tanto por ver, por aprender, por sentir que deberíamos sentirnos afortunados de no haberlo vivido todo ya :D.

Un beso!

Anónimo dijo...

Me alegro, María. Pocas personas lo hacen, es cierto, y es una lástima. Y queda tanto por ver, conocer, aprender. La vida es un regalo inmenso, que a veces tiramos.
Un beso.
Diego