8/1/10

Y sigue lloviendo fuera

El mundo, la vida; ese espacio y tiempo lleno de apariencias, de trabajo, de la razón, de los demás, donde por más que hables te das cuenta de que es insuficiente, porque mi desasosiego es inmenso, casi sublime, ante lo que veo, ante lo que me encuentro. De ahí, quizá, la necesidad de poner distancia, e ironía a veces, ante esa maravilla, misteriosa y triste que es el mundo, la vida, vida de la que me niego a abdicar, y es por ello que camino, cargado con todo por el camino de la nada. Y es que es trágico mirar y ver al mundo y sus habitantes, o para ser más preciso al hombre de hoy, vacío de todo, vacío de sentido, ligado a vivir el presente ausente, en sus últimos adelantos, muriendo en el segundo, creyendo vivir por no pensar, por no pensarse, por no mirar la vida y la muerte, lo que somos y seremos, dónde estamos y a dónde vamos; ausentes de preguntas, ausente de rumbo y de lugar a donde dirigirse. De ahí mi desasosiego, mi exilio en estos tiempos, en estos días. Quizá por eso, por ser como soy, por vivir en ese desasosiego permanente, es por lo que amo el Arte y su contemplación, que alivia, de alguna manera, de esta vida aunque no de vivir; de ahí que sueñe constantemente con sentir todo, de todas las formas posibles, de saber pensar con las emociones, de vivirlas, y sentir con mi pensamiento. Me interesa todo y casi nada me retiene, porque atiendo a todo desde mi sueño o soñando; de ahí que ame lo aparentemente inútil, lo fútil, cualquier detalle por nimio que parezca, ya que en ello no hay practicidad, porque socialmente no es importante, quedando al margen de lo deseado por el hombre, de lo que lo retiene en la nada, en el vacío, en el absurdo, en la consecución de lo importante, de lo práctico, de lo grande, de lo absoluto. Por eso me gustan los paisajes no posibles, los lugares donde nunca podré estar, lo lejano, lo distinto, porque eso hace que el soñar con las cosas posibles no condicione mi vida, al contrario que la mayoría, devanando, dilapidando su vida en sueños posibles, creadores de nuevos sueños, para caminar por un vacío que no lleva a ninguna parte, salvo a la desilusión. Y es por eso que miro y paseo, caminando, viajando, observando, contemplando casi como un loco, esta banal y gris cotidianeidad, como si fuera una aventura que me lleva casi al límite, donde o claudicas o ironizas y escribes de la forma más bella posible sobre ese abismo que es la condición humana y su existencia. Y es por ello que sonrío en medio de este desastre, y es por eso que doy rienda suelta a mi imaginación, para caminar hacia lo que nos llama y nos transforma; para navegar como un náufrago por el interior de este sin sentido absoluto que lo ocupa todo o casi todo. Por eso me gusta soñar, soñar todos los sueños, sobre todo los que son más improbables.

No soporto esta monotonía que envuelve la vida todos, todos los días, de siempre lo mismo, haciendo lo mismo, pensando lo mismo, queriendo lo mismo, haciendo todos lo mismo, que es nada, que es vacío, que es simple, que es… triste, anodino; y es que este mundo es un mundo en el que prolifera el absurdo. Me autoexilio en mi alma, triste y exaltada, lejos de todos aunque en realidad de nadie, pues la mayoría son nadie, y yo soy multitud, tantos y ninguno, quizá también nadie para los demás; pero me siento solo, estoy solo, como una civilización en ruinas angustiadas. Y a pesar de eso, a pesar de todo, a pesar de tanto, me niego a claudicar y me enfrento a esa cotidianeidad gris y opresiva que todo lo ocupa, y me enfrento con mi deseo de saber, de preguntarme, de caminar, de aprender, de reflexionar, con una sensibilidad cada vez más exacerbada ante todo, y de ahí, quizá, que escriba como lo hago, sobre la vida, sobre lo terriblemente importante que es la vida, la vida de verdad, y viva, casi, para ello, para escribir la vida y mi desasosiego. Vivo en una constante crisis vital, por estar donde estoy, en este mundo gris y apabullante, y ser como soy, un viajero solo, hacia lo desconocido, esperando en el silencio, a los amantes de la belleza, a los que sienten igual, a los menos, a los que no se ocultan del dolor y de la angustia y no se esconden en lo políticamente correcto con uno mismo para mentirse sobre su propio hastío.

Soy un extraño para los demás, alguien que despierta simpatía pero no afecto; quizá por ese temor a enfrentar la verdad, a conocer la verdad, a querer saberla y modificar. De ahí mi desasosiego, que no desesperanza; de ahí la soledad, el no encontrar, sino unos pocos, el caminar solo y a veces angustiado. Un desasosiego que lleva al cansancio y al hastío por repudiar esa cotidianeidad, esa sordidez monótona de los más; que lleva a asumir que la nada es todo ahí, que el mundo se pierde, pero que la vida es mucho más que eso, aunque cuesta enfrentarla porque te sientes solo y en el fondo del alma queda una agonía intensa e invisible, como cuando lloraba, de niño, en el cuarto oscuro. Y es que todo está vacío ahí fuera, y sin embargo hay tanto que mirar, tanto que oír, tanto que saborear, tanto que conocer, tanto que subir, tanto que aprender en esta experiencia que es la vida, aunque sea una experiencia en el límite de la existencia.

Y sigue lloviendo fuera. Hace frío, aunque es más doloroso el frío del alma. Una lluvia que no lava aunque es agradable sentir como te escurre el agua por todo el cuerpo mientras caminas bajo ella, cómo suenan las gotas sobre los charcos, cómo suena el silencio entre los árboles, paseando cuando no hay nadie, huidos de la lluvia, tan sutil, tan agradable. Y ahora, aquí, mojado, escuchando Roxanne´s Veil, mientas desgrano estas palabras de desasosiego sobre el papel.

20 comentarios:

Pandora dijo...

Cómo tú dices, hay tanto fuera que apenas vemos nada. Lo triste es ver como nadie se da cuenta salvo tú.

Considérate afortunado, por otro lado, porque al menos tú tienes los ojos abiertos.

Un beso!

RMR dijo...

Y sigue lloviendo dentro...en el alma...profundo si!

Andrea dijo...

Me he quedado pensando que..tenemos cierta sintonía en nuestros escritos. Mientras leía el texto me vi, pensando y reflexionendo las mismas cosas que tu. Ese desasosiego que nos acompaña por llevar los ojos demasiado abiertos quizá ante una realidad que nos sofoca, la rutina, el cansancio, el no entender, el no saber y el buscar. Un abrazo Diego, un gran texto.

Anónimo dijo...

Hola! Por donde empezar?...Me ha llamado mucho la atencion, sabia que teniamos ciertos pensamientos parecidos, pero no que pudieras saber lo que pienso y lo que escribo jajaja....
Parece sacado de un escrito mio que nunca te he enseñado. He mantenido una sonrisa constante mientras lo leia.


Pd: Si escribes y describes los momentos cuando estas bajo la lluvia (con lo que a mi me gusta) se añade a mis ganas de mojarme, y vas ha hacer que coja un buen resfriado jajaja
besos

Llum

Sandra Gutiérrez Alvez dijo...

pues , es hermoso leerte siempre, y ya lo extrañaba...pero hoy es especial.
gracias.
un beso.

Anónimo dijo...

No reniego María, ni claudico, como digo cuando escribo, pero a veces agota, y es aterrador el ver y ver que no. Pero sigo y seguiré, cómo no hacerlo si soy así, un enamorado de la vida y de todo lo que hay.
Un beso para ti. Siempre un placer saber de ti.
Diego

Anónimo dijo...

Y sigue haciéndolo, RMR, dentro y fuera, y hace frío.
Saludos.
Diego

Anónimo dijo...

Gracias Andrea. Sí que he notado, también en ti, a veces, ese desasiego en lo que dices.
Un fuerte abrazo.
Diego

Anónimo dijo...

Te conozco bien, Llum, hemos hablado mucho, y sabemos muchas cosas de lo que pensamos y sentimos. Espero que me lo enseñes, ese escrito al que aludes.
No creo que te hayas empapado tanto como yo estos días. Yo si que lo he cogido. Una noche estuve a punto de llamarte, pero estaba perdido y no sabía si podrías. ¡Una pena, porque me hubiera encantado! Luego me arrepentí.
Un beso.
Diego

Anónimo dijo...

Me alegro Sandra, y te lo agradezco. Gracias a ti.
Un beso.
Diego

Anónimo dijo...

En primer lugar felicitaciones por el blog. En segundo lugar creo que la postura que escoges, en tu visión de la vida, es una de las más cómodas. Es más sencillo criticar a los demás que ponerse delante de un espejo y mirarse a uno mismo. Creo que no es cuestión de enfrentarse a un mundo gris y simple, sino más bien de involucrarse en él, pues cualquier persona es importante, a pesar de la apariencia de monotonía que pueda infundir su vida. Es fácil ponerse en un peldaño superior al de los demás para tener un motivo con el cual respaldar la propia creencia de ser superior al resto de la humanidad. En el fondo todos somos seres humanos. Aprender de los demás, no renegar de ellos. Saludos.

Anónimo dijo...

Gracias por la felicitación, no se merecen, de verdad. Sobre lo otro; No es comodidad, sino todo lo contrario; no critico a los demás, critico la situación y sí me miro y mucho, de ahí el desasosiego interior, entre otras cosas porque miro también fuera y veo lo que hay, de ahí el sentir lo que siento. Y claro que no es cuestión de enfrentarse a ese mundo que nos rodea, sino intentar cambiarlo, claro, y si me conocieses probablemente te darías cuenta de que lo hago, tal vez no todo lo que podría, es posible, pero lo hago, créeme. Pero a veces faaltan las fuerzas, es difícil luchar contra la masa, contra la generalidad, contra la atonía, contra la abulia, contra casi todo, y hay pocos. Cuesta, y mucho. Cansa, agota. Todas las personas son importantes, por supuesto, pues todas son personas. Y no me pongo un peldaño por encima, si interpretas eso tal vez es que no me he expresado bien, y mucho menos lo hago para sentirme superior. Si me has leido bien, lo que digo es que soy distinto, que no superior, de ahí el castigo, el verme solo, y de ahí el desasosiego interior, ante ese ser distinto. Superior lo dices tú, o lo interpretas tú o me he expresado mal yo. Y por tanto no reniego de nadie, y si lo hago de la sociedad en la que vivimos, en cómo es, en cómo se vive; de las personas nunca. Cómo podría si soy una de ellas, si amo la vida y todo lo que hay en ella.
Tal vez deberías hacer una relectura del texto. Tal vez debería hacer yo una reescritura.
Y no me puedes negar que lo que escribo es lo que hay si sabes mirar, si quieres mirar. Que la sociedad, el mundo en que vivimos es así. Y que cambiar es casi imposible. Sólo unos pocos, pero para eso hay que mirarse dentro, y eso cuesta, eso duele. Y eso no es sentirse superior sino distinto. Yo no claudico, como digo, ni vivo en la desesperanza, aunque sí en el hastío, en mi desasosiego interior. No me creo más, ni subo peldaños; soy distinto y paseo y amo la vida, en su nivel, como creo que debe hacerse. Tal vez esté equivocado. Quién sabe. Por eso sigo preguntándome, buscando, aprendiendo, mirando.
Un saludo.
Diego

Anónimo dijo...

Personalmente me agrada el enfoque que le das a la vida, pero creo que caes en un grave error. Si sabes mirar, cierto es que en la mayoría de las personas, que constituyen esta sociedad, el miedo es el pilar básico que conduce sus vidas. De ahí que no haya un atrevimiento a la hora de cambiar la propia existencia o el propio modo de vida, ni planteamientos acerca de los mismos. Inevitablemente todos caemos en una rutina, pues estamos dentro del sistema y si uno quiere proliferar para poder disfrutar de la vida con un cierto confort, debe generar dinero. En los tiempos que corren el mundo gira alrededor de éste, y no del ser humano, de ahí quizás el abandono en esa mayoría que nombras. El caso es que tu modo de aislarte de ese mundo ruin es a través del Arte, según citas, perdiéndote incluso en el más nimio detalle. Es una buena forma de disfrutar de la belleza de la vida. Pero al igual que tú tienes esa visión particular de disfrutar de la vida, otras personas, que al igual que tú están dentro de este sistema y siguen una rutina, tienen su propia manera de disfrutarla, ni peor ni mejor, distinta, de la cual se puede aprender. Quizás sean los menos, pero entre los más hay gente que necesita de una guía, sea del tipo que sea, para quitarse la venda de los ojos y contemplar la belleza, como a todos nos sucede. Todas las personas son capaces de aprender. Y todos podemos aprender de todos, pero para ello es indispensable la humildad y la contemplación del mundo como un todo en el que todo y todos estamos relacionados y en el que debemos, por tanto, interactuar.

Anónimo dijo...

Te contestaré en varias partes porque no cabe en uno sólo, de tan largo. Lo siento.
Me alegro que te guste mi enfoque vital. ¿Cáigo en un error? Es posible. No tengo la verdad absoluta, ojalá la tuviera.
No es miedo el pilar básico de sus vidas, sino comodidad, es la apatía, la abulia, el desinterés, los intereses falsos, la atonía, el no querer entrar en uno y en la verdad; no es que no haya atrevimiento, es que no se desea cambiar. Ya lo puedes poner delante de la cara que lo rechazarán, lo negarán y te llamarán loco, subversivo, idiota, engreido y mil cosas más. Esa rutina de la que hablas es inevitable en determinados momentos, pero en otros no, y ahí es donde todos se niegan, la niegan. No culpemos al sistema, eso es muy cómodo; no culpemos a desear el confort, y menos a la necesidad de dinero. El mundo siempre ha girado alrededor de éste, no es nda nuevo, pero no hay que vivir para trabajar y obtenerlo y más, sino trabajar para tener lo que te permita vivir, vivir en el pleno sentido de la palabra, disfrutando de la belleza de una flor, de subir una montaña, de una conversación profunda, de una mirada dentro del otro, de un abrazo (para eso no se necesita dinero, per ¿a quién le interesa?), entro de los límites que impone ese sistema donde vivimos.

Anónimo dijo...

Es sólo un texto, no un ensayo sobre la vida y el desasosiego, mi desasosiego, lo que he escrito, y por tanto no había mucho lugar para extenderse, para matizar, por tanto mis frases pueden demandar, quizá, algo más. Yo no me aislo, como dices, soy una isla; pero hay más islas, conozco algunas, menos mal. Y no lo hago, el aislarme, perdiéndome en el Arte, a secas, sino encontrándome en él, en todo lo que implica esa palabra, lo que abarca, la belleza que hay, el propio arte, la naturaleza, las personas (de casi todas saco algo, incluso de las que aparentemente no merecen la pena, pues siempre miro y disfruto mirando, andando, dando y recibiendo, poco ciertamente, d ellas, pero ese poco me es suficiente; y de las que me dan mucho compensan el resto). No me pierdo en el más nimio detalle, sino que me lo bebo, porque hasta eso sé apreciarlo, y lo hago.
Por supuesto que el resto tiene sus formas de disfrutar de la vida. Ni mejor ni peor dices, discrepo, y profundamente. Un ejemplo quizá, burdo, tonto, pero paradigmático. Un fin de semana subiendo ua montaña y lo que hay alrededor es mejor que otro de botellón o haciendo lo de siempre, nada o nada que valga la pena. Distinto sí, ¿mejor o peor? Cada cual tendrá su opinión. Los más creerán que es mejor, los menos no. Si crees que es mejor, hazlo, o que lo hagan si lo creen, es tu camino o el suyo; el mío no. Un libro me da más que una noche así; una buena conversación más que una banal. Que tú o los más prefieren lo otro, lo respeto. ¿Mejor o peor? Hay criterios. Yo creo que peor, que no te hace crecer, conocer, saber, ver la belleza y disfrutarla, pero respeto a todo el mundo y sus pareceres.

Anónimo dijo...

¿Que se puede aprender? De algunas cosas, de otras no, o al menos no aprender cosas que no sirven, que no merecen la pena (eso es perder el tiempo, y si sabes mirar y deseas aprender sabes que eso es verdad). Hasta del más tonto o el más estúpido se puede aprender. ¿Qué? Lo que no hay que hacer para serlo. La estupidez y la simplez no enseñan, acaban engulléndote. Los más sabios de la Historia lo dicen, será por algo. Yo lo he visto.
Todas las personas son capaces de aprender, dices. Cierto. Unas más y otras menos. Pero de esas, la inmensa mayoría lo rechazan; algunos te sonreirán y te dirán sí, pero después quedará en nada; y algunos, ante el miedo al cambio, a lo duro que es querer saberse y aprender, a estar solo, se van a esta rutina apática, abúlica y sin sentido, aun pudiendo. ¿Que necesitan una guía? Mil veces se lo mostrarías y otras tantas lo rechazarían.
La humildad, siempre. Y que todo es un todo en el que hay de todo y todo está, es evidente; donde debemos interactuar, por supuesto (somos seres sociales que vivimos en sociedad), pero todo tiene un límite. No puedes decirme que cambie si sé que estoy en lo cierto, que veo la belleza, que sé mirar, que sé vivir, a pesar de lo que cuesta estar en estas circunstancias, a pesar de lo que cuesta aprender, conocerse, querer seguir haciéndolo, y para eso se necesita mucha humildad, créeme, y esfuerzo; a pesar de ese desasosiego, de ese mundo que me rodea, en el que vivo, y que disfruto como pocos, con aparentemente tan poco o tan pequeño, con, incluso, esas nimiedades, esos nimios detalles. Interactuar, sí, pero cambiar, no. Entrar en ese otro lado, no. Mirarlo, aprender lo que pueda enseñarme (no mucho, la verdad, y disfrutar también de ello), y seguir viviendo y disfrutando, y mucho, porque hay mucho para hacerlo, y sé dónde está y cómo hacerlo: Pero también entristecerme de que los más, como decía Borges, sigan en su atonía, y yo en mi desasosiego, en mi humilde búsqueda, en mis pequeños y grandes disfrutes, por el camino que creo, que me gusta, que me da satisfacciones inmensas y penas también, disfrutando, de esta vida que amo tanto.
Diego

Anónimo dijo...

Sí te has extendido, y bastante. En cuanto a lo que dices, habría que matizar más de algún punto. Por otro lado, no comparto tu visión del mundo y de las personas. Veo muchas carencias en la argumentación. Quizás yo sea tan rígido como tú en mis pensamientos, y de ahí…
En cualquier caso ha sido un gusto intercambiar ideas y pareceres. Saludos.

Eugenia dijo...

Hala, a meter el hocico. Es que no puedo resitirme.

Primero: quiero decir que cuando uno escribe un SU blog es porque quiere decir en SU sitio lo que le de la gana como le de la gana, y si alguien extrae conclusiones... pues vale, es lo que se pretende, hacer reflexionar en este mundo donde pensar parece casi un pecado. Además a nadie le van a cortar la lengua por opinar, pero las interpretaciones es lo que tienen, que es muy fácil equivocarse. Por no decir que cada uno es libre de tener las posturas que desee sobre la vida, el mundo y una visión personal de la relación entre los seres humanos.

Segundo: contesto a esta persona anónima que dice que "cualquier persona es importante" y que "todos estamos relacionados y debemos interactuar". Disiento. Esa es una idea que es muy bonita, pero nada realista. No hay tanta gente importante ni todo el mundo es merecedor de recibir esa interacción, ni todo el mundo quiere meterse en esa dinámica porque a la mayoría no le importa nada de nadie. Y no hablo desde un pedestal; afortunadamente. Como tampoco pretendo decir que todo el mundo tenga que ser supernada. Pero hay tanta mediocridad, tanta pasividad, tanta mala educación, tanta falta de respeto, tanta ignorancia (no me refiero a académica, y de eso habría también otro debate)... que yo me borro de ese equipo.
Es triste, pero este mundo está lleno de seres vacuos, insustanciales, solitarios que intentan sobrellevar su vida procurando encontrar semejantes con quienes compartir este infierno terrenal en lugar de ponerle remedio cambiando sus prioridades y su enfoque de la vida. Suena apocalítico y catastrofista, pero no creo que vaya a cambiar sino que va a peor. Y no es tan difícil cambiarlo. Sólo hace falta ser crítico y sincero con uno mismo. Y, hala, a vivir!

Por eso cada vez soy más radical y he decidido no conformarme con la mediocridad, con la vanalidad, con la superficialidad que impera, aunque se me tache de prepontente, superior o rara; me importa un comino. Quiero encontrar seres donde la esencia de su ser vague libre, con toda su oscuridad y su brillantez. Que sean ellos, que tengan "eso" llamado alma, que vivan intensamente las miserias como experiencias vitales y las pequeñas buenas cosas como si fueran gigantescas, que quieran salirse del marco de superficialidad y del desinterés; desde su silencio, desde su aullido o desde su manera especial y única de contemplar el mundo, sea haciendo tapices o encontrándose a través de la Belleza, que es lo único inalterable,

Aislarse de esta basura a través de esa búsqueda de una manera más o menos individual no es otra cosa que tener la valentía de mirarse dentro, de resistir a solas, de renacer cada minuto un poco más y, a mi modo humilde de ver, eso es para admirar no para criticar. No cero que sea una forma de orgullo o superioridad.

Diego, sigue llenándote de esa Belleza que sabes contemplar mejor que yo porque así, igual se me pega algo de la tuya, con escasas o amplias palabras. El caso es que estés aún.

Desde dentro... mi cariño, un abrazo que te abarque y un beso de ésos que nos gustan.

Ya me callo.

Eugenia.

Anónimo dijo...

Siento la extensión. Sí, habría que matizar, sin duda (el espacio...). Es normal que no compartas mi visión del mundo y de las personas; intuyo el por qué y por dónde te mueves. ¿Ves carencias? Es posible que las haya, no hay tiempo ni espacio; no es un ensayo, ni una conversación, sólo un breve contraste de pareceres, y pudiera estar equivocado, claro. De cualquier forma no es una argumentación sino una exposición, y breve. Quizá, como dices, ambos seamos rígidos, tal vez; yo no soy inmovilista, demuéstrame mi error y cambiaré de idea. Pero si pudieras venir un sábado conmigo al centro de acogida te mostraría con quién merece la pena interactuar y con quién no. Tal vez eso te explicaría alguna de mis razones.
Los diálogos, los intercambios de ideas, desde el respeto y la inteligencia, siempre son buenos. El placer ha sido mío.
Un saludo.
Diego

Anónimo dijo...

Si que eres radical Eugenia, sí; pero me gusta esa naturalidad tuya, ese deseo de aprender, de luchar, de buscar, de no querer perder el tiempo donde y con quien se pierde, porque hay muy poco tiempo y es muy valioso, y porque muchas personas la banalidad, la superficialidad, la comodidad y la negación a aprender a crecer, a saber es su marca de vida, su logotipo vital. Y ahí no, yo tampoco; me niego a tirar de ellos porque es una pérdida de tiempo y de energía. En la época de Marcuse y Conh Bendit se decía: las águilas vuelan solas, los borregos necesitan pastor. Y yo no he hacido para pastor, yo no soy un mesías, ni un salvapatrias, ni un iluminado, ni un comealmas (para eso están ya los Coelho, los dictadores y los falsos profetas, que te venden humo y tontería a cambio de sigas en la superficialidad, en la búsqueda por caminos tontos, que no conducen a ninguna parte. Además, cuidado con los pastores, y con los lobos vestidos con piel de oveja. Yo me rompo el alma por quien lo merece, por quien quiere aprender de verdad, por quien sabe dar y recibir, pero por el resto no. Y ese resto es la inmensidad.
La interacción con la mediocridad, con la vacuidad, sólo te hace más mediocre, te entristece más, te envilece más. No compensa, mata. Y como bien dices, es fácil, pero hay que querer conocerse, ser crítico, tener valor y saber que cuesta. Pero claro...
Es precioso, y una gran verdad esto que dices: Por eso cada vez soy más radical y he decidido no conformarme con la mediocridad, con la vanalidad, con la superficialidad que impera, aunque se me tache de prepontente, superior o rara; me importa un comino. Quiero encontrar seres donde la esencia de su ser vague libre, con toda su oscuridad y su brillantez. Que sean ellos, que tengan "eso" llamado alma, que vivan intensamente las miserias como experiencias vitales y las pequeñas buenas cosas como si fueran gigantescas, que quieran salirse del marco de superficialidad y del desinterés; desde su silencio, desde su aullido o desde su manera especial y única de contemplar el mundo, sea haciendo tapices o encontrándose a través de la Belleza, que es lo único inalterable,

Aislarse de esta basura a través de esa búsqueda de una manera más o menos individual no es otra cosa que tener la valentía de mirarse dentro, de resistir a solas, de renacer cada minuto un poco más.
Seguiré viviendo como creo, como sé, buscando la Belleza allí donde está, intentando aprender, crecer. Y siempre estaré para quien me necesite, para quien quiera aprender y yo le pueda aportar, pero queriendo de verdad. Seguiré en mi bússqueda eterna, y probablemente, en mi desasosiego, en mi soledad, en mi isla, sabiendo que hay otras, pocas, pero de verdad.
Otro abrazo y otro beso para ti, cálidos, como tú eres, allí, en tu frío Madrid.
Siempre me gusta oírte.
Diego