20/12/07

No, así no.

A ver si consigo expresar.
El fracaso por conexiones perdidas, absoluto de líneas quebradas, despertando al aire del caos por el conjunto de metas mal planteadas o falsas, convertidas en lugares imaginarios. La reversión de ilusiones en inoperante lamento, el eslabón que une la débil autopromesa al yermo negro del estupor que me paralizó. La mirada vuelta atrás en soledad y sombras, y el vacío interior como alivio final.
No. No es justo. No por mí, sino por ti.
Es mejor imaginar el placer aun en la ausencia, y la confianza aún en los suburbios de la sospecha. Porque eres para mí mucho más que un buen recuerdo. La otra alternativa de mi vida y un término de comparación constante. Siguen vivos todos los días, todos los recuerdos, y nunca olvidaré nada, porque no debo, porque te lo debo.
No. Vuelvo a fallar. ¿Hay perdón y olvido? Sé que sí. Incluso así, porque es verdad. Espero... y espero no volverme a equivocar. Pero necesito hablar. Hablar y escuchar. Largo y tendido. Dialogar. Para entender, para entenderme, para respirar.
La muerte no llega con la vejez sino con el olvido. Y eso no. Otra vez no. No hay que dejar pasar ni un solo momento de vida de decir a quienes quieres que les quieres, porque pueden ser los últimos minutos que les veas. No se debe admitir que ya lo saben. Siempre hay un mañana, pero... ¿y si no? Por eso, y a pesar de que lo sabes, sólo quiero decirte ¡cuánto te quiero!

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