22/1/08

Acaba. R.

Vi todas las cosas. Las buenas y las malas. Maltratadas todas y echadas al suelo, esparcidas por doquier. Estoy hambriento otra vez, ebrio otra vez. Y estando así ¿puedo estar sonriendo? ¿Cómo puedo estar seguro? Si sales por la puerta ¿te volveré a ver? Me sentaré a leer el Apocalipsis y a esperar. Sólo los sentidos pueden curar mi ebriedad ya, o no, porque no hay salida. Puedo gritar y no parar, pero es demasiado tarde. Miro el cielo y se cae ya. Moldeame, apuñálame. Tú me has convertido en esto. Compra una pistola y dirígela hacia mí. Dispara y reventaré en millones de burbujas. Deja que me pierda en mí, aun sólo un minuto. Deja que me pierda en mí. Y después caba un hoyo y entiérrame en él. Vi todas las cosas. Las malas y las buenas. Recuérdame como lo que fui. El que amó todo lo que se me envió. Después, recuérdame así. Pero primero dispara. Acaba.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola. Insisto en lo que te escribi en El tiempo. Muy intimistay bonito. Tierno y hermoso, pero desolador. No se merece esas palabras. La pistola que apunte a esa persona tan ¿especial?

Diego Jurado dijo...

Por favor. No me parece adecuado tu comentario. Gracias, pero no. No sigas por ahí. ¿Vale? La vida es lo que merece la pena, no morir, aunque de placer...
y si es tan especial, que podría ser, un respeto, por es persona y por mí. Pues si es tan especial, lo es para mí.

Anónimo dijo...

vale. Perdón.