21/1/08

Vida. Arte.


Wilde decía que "la belleza está en el Arte", por tanto volvamos a él e iluminemos con el Arte nuestra alma, que tanto lo necesita. Recreémonos en cada línea, en cada color, en cada forma. Llenémonos de armonía. Sintamos, aunque sea por un momento, que la vida tiene mucho más que la sinrazón de pasar por ella como meras almas deambulando sin saber o sin querer ver que hay mucho más, y que merece la pena sentirla con la devoción de un converso, esperando que en el camino todo es posible, y que siempre hay más.
Para ello nada mejor que acercarnos a la pintura. Y, como en este caso, a Ghirlandaio. Y, para ser más preciso, a su Cenáculo.
En todo Cenáculo hay un misterio. Y éste no iba a ser diferente. El de Leonardo, el más famoso y conocido, guarda un misterio o un acertijo, un enigma o una broma del mismo Leonardo. Ghirlandaio hace otro tanto. La obra se encuentra en el refectorio menor del convento de San Marcos, en Florencia. Es un fresco.
La imagen es primaveral. El fondo así lo indica: cipreses, palmeras, frutales… también ayuda a potenciar ese hecho las cerezas esparcidas por el blanco mantel.
Todos los apóstoles están alineados con Jesús, salvo Judas, que está enfrente. Pero ahí no radica el misterio. Tampoco radica en la existencia de una mujer en el ágape. La que está con el manto rojo. Ni tan siquiera en el hecho de que la figura de Juan -con sus suaves y delicados tonos azules- pudiese ser una mujer o un hombre, sino en el gato que hay en el suelo, junto a Judas. Y el gato nos mira. Mira a todo el que mira el fresco. Sentado. Tranquilo. Con sus pupilas clavadas en nuestras pupilas, el gato ¿qué espera? ¿Cerezas o pan? Sin duda alguna, cerezas no. Pan, seguro. Pero ¿de quién? ¿Del Maestro o de Judas? ¿El pan después de ser bendecido o antes de serlo? ¿Qué se pretendía en el caso de que fuese tras la bendición? ¿Qué comulgase el gato también?
Extraña escena sin duda alguna. ¿Sabemos leer? ¿Sabemos mirar?
Tal vez la vida nos depara una sorpresa tras cada recodo. Sólo hay que pararse a observar y disfrutar. Miremos al gato, aprendamos de él, y participemos de todo ágape que la vida nos de, porque ¿sabemos cuándo vamos a no estar? ¿Sabemos cuándo los demás dejarán de estar? Aprovechemos el momento porque no se ha de esperar, hay que vivir ahora, porque el mañana ya llegará, y entonces será, tan sólo eso, mañana nada más. Ahora.

1 comentario:

Crestfallen dijo...

Precisamente el gato del fresco de Girlandhaio está al lado de Judas, imagino que lo representó pensando en su simbología negativa, verdad?
Saludos!