5/12/08

De tristezas, sentires y algunas palabras

Para los perdidos, abandonados, necesitados, para los tristes y desamparados, esto:

Si pudiera contar lo que es sentirse triste,
tan infinitamente triste
que mi piel no cubriera más espacios
que mis manos no supieran de caminos,
me alejaría del polvo,
escupido del polvo
hasta llegar a ti.
Pero en los mares del cielo
no encontraré mañanas
y todas mis preguntas
pasarán al silencio.
Me fundiré en fragmentos
por tanto espacio helado,
por tanta noche sombría
de una sola estrella.
Y la más infeliz
de todas las estrellas
se me volverá azul
como un nardo encendido
más allá de los labios,
como un gesto infinito
más allá de la muerte.
De todas las tristezas
yo seré más azul,
oculta como un astro.
Y la tristeza, esa tristeza triste
más allá del dolor
del sentir infinito
será como una excusa,
por que ya no habrá nada
ni nadie que me nombre.
Qué inútil mi tristeza,
esa tristeza que me inunda
sembrando el mar
de tanto mástil roto,
perdido ya por siempre,
que siempre es hasta nunca
o hasta que el destino oscuro
y marítimo me encuentre.


Y algo de Neruda, ya puestos, pues sé de ello...

Para que tú me oigas
mis palabras
se adelgazan a veces
como las huellas de las gaviotas en las playas.
Collar, cascabel ebrio
para tus manos suaves como las uvas.
Y las miro lejanas mis palabras.
Más que mías son tuyas.
Van trepando en mi viejo dolor como las yedras.
Ellas trepan así por las paredes húmedas.
Eres tú la culpable de este juego sangriento.
Ellas están huyendo de mi guarida oscura.
Todo lo llenas tú, todo lo llenas.
Antes que tú poblaron la soledad que ocupas,
y están acostumbradas más que tú a mi tristeza.
Ahora quiero que digan lo que quiero decirte
para que tú las oigas como quiero que me oigas.
El viento de la angustia aún las suele arrastrar.
Huracanes de sueños aún a veces las tumban.
Escuchas otras voces en mi voz dolorida.
Llanto de viejas bocas, sangre de viejas súplicas.
Ámame, compañera. No me abandones. Sígueme.
Sígueme, compañera, en esa ola de angustia.
Pero se van tiñendo con tu amor mis palabras.
Todo lo ocupas tú, todo lo ocupas.
Voy haciendo de todas un collar infinito
para tus blancas manos, suaves como las uvas.

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