27/12/08

A vueltas con el flamenco y la vida

No hay que perder el duende, el pellizco, la inspiración, el corazón, la capacidad de transmitir. Cuando lo hacemos abandonamos el camino de lo feliz, de la vida, y aparece la involución. Nos equivocamos y hay que volver. La vida no se aprende en escrituras. Ahí se lee. La vida es un arte sin escritura que se prende viviendo. Hay que admirar lo escrito, pero hay que vivir y con ello quizás. Eso es ser vital. Aprender viviendo y con los que viven. Y mostrar. De todo se aprende. De eso más o con eso más. Y eso sólo es posible en la vida, pero hay que saber mirar, y estar y encontrar, y cuando se encuentra luchar, y aprender, como en la “soleá”, y esperar, y entonces todo llegará, todo se dará. Se necesita armonía para ello. Difícil, pero está. Siempre está, siempre llega, es cuestión de saber esperar, de mirar hacia atrás. Y mientras vivir y disfrutar, por bulerías o por alegrías, que siempre se dan. Y todo volverá. Para ello es necesario sólo la sutileza y la intuición. Ni siquiera hace falta sincronización. Hay que escuchar. Como hace la guitarra a la voz. El diálogo puede ser respuesta y pregunta, también. Hay que saber hacerlo. Pero para contestar hay que preguntar antes. Eso también. Eso es vivir. Eso es cantar. La vida hay, además de vivirla sabiendo mirar, que crearla e improvisar, intentando dominar todos los palos de la felicidad. Y en el intento, viviendo, ya se está. Arduo pero ejemplar. Vivir la vida es tan difícil como cantar un tiento, ese tango “parao”, o una “soleá”. Pero el premio es la vida y eso es lo más. Para vivir hay que prepararse, buscar la entonación y templar, como en el “cante”, el espejo de la vida. Incluso en el temple se vive ya. Para vivir la vida hay que tener ángel. Hay que tener “ahe”, como dicen los flamencos. Por eso mi vida es la vida. La “soleá”. La vida en su más alta expresión y dificultad. Pero merece la pena vivirla así. No hay más. No quiero más. Sólo cabe aprender, sentir y vivir. Pero hoy en día, de eso, como decía Morente, "ná de ná".

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