24/1/09

Las rémoras humanas

A veces nos empeñamos, por ceguera o por miedo a la soledad, en colgarnos rémoras. Como el tiburón al que se adhiere, las llevamos pegadas. Las rémoras se alimentan, a veces, de los parásitos del grande. Cumplen cierta función. Pero en la vida, entre nosotros, las rémoras son personas que detienen, que embargan o suspenden, que hacen que nos quedemos, que nos paremos, que nos atrasemos, que nos detengamos. Son un atraso, un obstáculo en nuestra vida, aunque no lo queramos ver en el momento o no sepamos. Las razones, el miedo a algunas cosas (cada uno sabe las suyas), la incapacidad de verlos, el no analizarlos, la pose que adoptan para hacernos creer que son lo que no son. Y son tan simples, tan pequeños, tan falsos. Se enmascaran, te copian hasta lo más tonto para que confíes en ellos, se adaptan a ti para parecer que son lo que quieres, te imitan, no tienen personalidad aunque la aparentan, sino un sucedáneo, una máscara triste hecha de retazos que simulan trascendencia. Tanto que a veces nos los creemos. Si rascas un poco te das cuenta de que sólo hay vacío, simpleza, vulgaridad, infantilismo, complejos y desprecio por los que son más que ellos, por los que no los aprecian y por los que los ven como son. Son dañinos, insanos, nos hacen perder el tiempo. Los conocemos y sin embargo, se visten con tus rayas, copian lo que piensas, lo que sientes, lo que dices, lo que quieres, camuflan su personalidad para adoptar la tuya para su propio fin, arrastrarse en uno, vivir de uno, tener lo que ellos son incapaces. Te anclan. Tiran de ti hacia atrás, hacia abajo. Y somos tan necios que, por determinadas circunstancias, nos negamos a verlos, y se nos pegan y los arrastramos, para al final darnos cuenta del daño, del paso atrás, de lo que nos han quitado y de lo que no nos han dado. Ciegos en un mundo de ciegos. ¿Por qué recurrimos a ellos si no los necesitamos? Deberíamos pensarlo. Sobre todo cuando ya los hemos llevado anclados y los hemos desechado. ¿No sabemos caminar solos o entre los nuestros?

4 comentarios:

Crestfallen dijo...

Me ha cautivado este texto, Diego, la reflexión que planteas, y la comparación con las rémoras (en este caso perjudiciales).

Exacto, a veces dejamos que otras personas se anclen a nosotros y en vez de tirar para adelante vamos para atrás... Por ceguera o por miedo, tu lo has dicho! Y no me atrevo a decir cual de ambas causas es peor...

La gente que nos rodea nos influye más de lo que pensamos, pues nos "impregna" con sus defectos y virtudes, sus sueños y miserias, sus alegrías y sus penas, su modo de ver el mundo, su actitud y manera de ser.

Saludable reflexión: ojalá las personas no fuéramos tan ciegas y más valientes!

Buen finde, un abrazo!

Anónimo dijo...

porque somos idiotas y necesitamos ir con alguien porque no sabemos solos, lo que pasa es q llevas razon y permitimos esas remoras aunq sabemos q lo son, para no ir solos. y los q lo saben no es q sean idiotas es q son estupidos. conozco algunos/as de ellos/as. tristes personas q parecen pero q la soledad les mata, simepre necesitan colgarse de ellas. lo se por esperiencia
anonima

Anónimo dijo...

Gracias Mireia.
La personas siempre nos influyen. Para bien o para mal. E rblema es saber dicernir. Pero aveces noscolgamos de rémoras. Lo he visto, y en personas que lo tienen claro, lo que son y les supone, peo yerran. ¿Las razones? Ellos sabrán. Yo espero seguir sin ellas.Hasta ahora, creo, siempre he llevado cnmigo quien me ha aportado. Espero no descarrilar.
Un beso
Diego

Anónimo dijo...

Hola anónima.
Gracias por psrte or aquí y dejar tu comentario. un placer.
Diego