19/1/09

¿Un drama, una tragicomedia, una hstoria tonta...?


Esta es una historia contada, y como la cuentan la cuento. Una comedia de enredo o algo parecido, que si no fuera por su patetismo, el rencor, la estupidez y el dolor de algunos personajes, movería si no a la hilaridad, si a la sorpresa y la lástima, también, por alguno de ellos, cuando menos.
Ana y Juan se conocen. Amor brutal. Ocurren ciertas circunstancias y Ana deja a Juan. Pasa tiempo, poco, y se une a Andrés, de escaso entendimiento, pagado de sí mismo y que parece lo que no es. Unos meses después reaparece Juan. Y al poco, Ana deja a Andrés y vuelve con Juan. Lo deja porque no es, por cierto infantilismo, porque es para ella un sobreesfuerzo, y porque Ana y Juan son, saben, viven. Distintos de verdad. Al poco Andrés se une a otra, Sonia. Todo bien. Un año después Ana deja a Juan nuevamente por determinadas circunstancias, a pesar de estar perdidamente enamorados y quererse a morir, en palabras de ambos. Andrés se entera y deja inmediatamente a Sonia, aduciendo que no es lo que era, que es sólo apariencia, que… Banales justificaciones ante esa tremenda casualidad. Ana vuelve con Andrés, del que dijo que…, y en menos de dos meses. Cuando nunca lo había hecho, Andrés habla con Juan para demostrarle su victoria, vestida de interés por él. Rencor. El placer de la venganza. Me la quitaste pero está conmigo. Juan escucha su discurso y sufre en silencio su dolor. En ese dialogo muestra, Andrés, lo que es. Simpleza, mediocridad, máscara, infantilismo, crítica sin fundamento a todo el que se le pone por delante, pedantería. No sabe ni hablar. Lo sabido y hablado por Ana y Juan, pero…
Los tiempos son impresionantes en esta tragicomedia. ¿Cómo se puede pasar en un par de meses de estar perdidamente enamorado de una persona a estar con otra? Y más… El rencor corroe el alma. La venganza existe. La estupidez impera. Casi todos llevan máscaras, para los demás y para sí mismos. No importa el dolor ajeno. Algunos miran la facilidad sexual por encima de los sentimientos, y estar con alguien superior, pero lo camuflan de…. Otros prefieren la no soledad desnudándose de los propios sentimientos con una velocidad que asusta. Crítica a los otros para justificar. Negación de la evidencia de lo vivido, sentido, dicho para no asumir el paso atrás, o el miedo, la inseguridad. Sufrimiento, desesperanza… Pero no importa. Así es, parece, la vida. Un mundo plano. Nos hacemos los ciegos. No valoramos de verdad el interior, y que caiga quien caiga. Donde dije digo… ¡Que cosas! ¿Así somos?
Sería una historia para escribir sin comicidad, pero no quiero entrar. La dejo así, en su descarnada simplicidad para ver como somos, como nos comportamos. El tiempo, al final, pone a cada cual en su sitio y acaba pasando factura. Vacío. Falacia. Negación de la realidad. Mentiras. Ocultaciones a sí mismos y a los demás. Tristeza. Vidas vacías vestidas de apariencia. Mediocridad. Falta de sentimientos reales. Fracaso. Rencor. Venganza. Miedos. Dolor.
Prefiero los sueños y los anhelos de un corazón real. El brillo del misterio y creatividad en el gesto, la niñez, la feminidad, la humanidad. Y mientras nos comportamos así, en el mundo pasan cosas de verdad, como las de la fotografía. Qué banales somos. Eso no es dejarse llevar, eso es otra cosa.

1 comentario:

Crestfallen dijo...

"Casi todos llevan máscaras, para los demás y para sí mismos"

Tremenda verdad como la copa de un pino! Gente que se muestra no como es sino como querría ser, que camufla y maquilla sus miserias, y que para más inri se cree auténtica, genuina y mejor que el resto, pedantería pura y dura, solo palabras. Ellos mismos acaban creyéndose sus mentiras. No es oro todo lo que reluce...
Como decía una admirada profesora mía: la condición humana es muy "cutre"...