28/11/08

Y en la penumbra de las horas, cuando apenas acierto a atisbar tu presencia, es cuando te siento, y me pierdo. Ahí, donde el sueño se intuye como eterno, como aquello que se lleva prendido en el interior del alma. Te veo. Te miro. Te siento. Y un desmayo inunda mi aliento y sabes, pero… Ahí es cuando estoy dentro, y es entonces cuando destierro todos los fantasmas del ayer, y vivo. Ahí, en los grises, donde sólo tú eres el color, es donde voy siempre que puedo. Donde navego en bajeles de seda por tu aliento impulsados, que respiro, y soy, entonces, alguien. Yo. Tú. El verbo. Y mi vida no son sino cascadas de terciopelo derramadas en la hierba, de rojo intenso, que imitasen a miradas derretidas de deseo. Y la vida es entonces la vida. La vida, ese velo bajo el cual yazgo cuando la penumbra me aquieta. Ahí es donde voy, buscando. Ahí donde tú estás. Ahí, donde, solo, puedo…

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